jueves, 22 junio 2017. Llego a casa de mis padres. Mi padre me abraza como si hubiera muerto alguien. Mi madre va de un lado para otro, dice que tiene que salir a comprar vino blanco. Alberto se fija en mis piernas (y yo me fijo en que no llevo pantalones). Hay una hendidura en el gemelo interior. La toca, pero no dice nada. A eso me refería cuando te dije que estoy perdiendo masa muscular. Se encoge de hombros. Tengo ganas de romper cosas. Miro los cuadros, los descolgaría de las paredes y los rompería todos uno por uno estrellándolos sobre las sillas. Mi madre, como si pudiera leerme el pensamiento, me dice: Cuando quiero romper cosas tiro ropa al suelo como si fueran platos, el efecto es el mismo, pero después no hay destrozos.