martes, 14 noviembre 2017. Alberto, Francis y yo compartimos habitación de hotel. Hay una cama enorme donde podemos dormir sin rozarnos siquiera. La ventana da a un jardín. Me despierto de madrugada, no sé qué hora es y enciendo la tele. El volumen está altísimo y no soy capaz de bajarlo. Se enciende sola una radio, también a todo volumen, que despierta a todos los demás clientes. Se arremolinan junto a la ventana, nos insultan. Desenchufo la tele y la radio. De repente es de día y todos los que antes nos gritaban por la ventana corren a la piscina. Cuando me acerco a pedirles disculpas, veo que la piscina no está llena de agua sino de bebés.