viernes, 11 mayo 2018. Mi madre quiere que la acompañe al jardín militar. Lleva un carrito de la compra con lunares morados, muy feo y muy roto. Le pregunto de dónde lo ha sacado. Es el carrito del abono, dice. Cuando llegamos, saca abono a puñados y lo va echando a los setos que rodean los parterres. Y ahora acompáñame a la policía, dice. Quiere que le paguen lo que le ha costado el saco. Pienso que la tomarán por loca y prefiero esperarla fuera. Al rato sale contentísima. Mira, me han dado 92 euros. Pero si el saco tenía el precio y sólo costaba 9,80. Es que no me acordaba cuánto me había costado y he dicho un número al tuntún.