lunes, 3 diciembre 2018. Estoy sentada con un montón de gente que no conozco alrededor de una plaza. Un tipo nos dice que llamemos a alguien, lo insultemos y amenacemos. Me levanto y le digo que no pienso hacerlo. Me mira extrañado, me pregunta si de verdad creo que los demás lo están haciendo. Quizá alguno , dice, lo pero los demás están fingiendo. Respondo que no pienso llamar ni fingir. Atente a las consecuencias, dice.
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Estoy con Andrés en la terraza de un bar. Me dice con un gesto que termine mi cerveza. Mi cerveza es una copa enorme de color marrón donde flotan, lo que parecen, fibras de tabaco. Andrés me pregunta como están las flores. Supongo que ha visto unos geranios que llevo envueltos en papel de periódico. Le explico que estuve podando y, como vi que tenía una pinta muy triste, decidí llevármelos para darme un toque de color. Hablando de colores, dice señalándome los brazos ¿cómo se llama esa enfermedad inglesa de las venas? Me encojo de hombros. Nos quedamos mirando las venas de mis brazos, en cada uno hay dos muy marcadas, una muy blanca y otra muy azul.