viernes, 18 octubre 2019. Tengo que ir al zoo a preguntar si admiten personas. No encuentro la puerta. Cuando la encuentro está cerrada. En la escalinata de entrada están Salvatore y Cantos disfrazados de mujer, con los labios pintados de un rojo escandaloso. Están sentados con las rodillas muy juntas para que no se les vea nada y sostienen unos bolsos ridículamente pequeños sobre las rodillas. Lo hacéis muy bien, les digo. Salvatore me manda callar. Shh, dice, no vayas a despertar a los gorilas.