siete con cinco

viernes, 14 febrero 2020. Un perro negro enorme se me pone justo delante. Su cabeza es tan grande como la mía. No vayas a chuparme la cara, le digo. El perro se tumba a mis pies. Aparece Joaquín Reyes, se sienta a mi lado, me pregunta por mi madre. De 0 a 10, está 7,5. Hazme una foto con el perro como si fuésemos amigos, le digo. De repente estoy con mi madre viendo un álbum de fotos. En algunas aparece Carlos muy abrigado, posando de noche en una calle de Buenos Aires, y en otras de niño vestido de cocinero. Oeste está a mi lado. Mi madre saca un álbum con prospectos de películas antigua. Estos te van a gustar, le dice. También saca una caja con condecoraciones de mi abuelo. Dice que puedo ponérmelas cuando presente algún libro. No me parece muy buena idea, le digo. Me fijo en que a Oeste le crece el pelo por segundos.