sábado, 18 abril 2020. La casa de mis padres está completamente desordenada, como si hubiera pasado un tornado. Hay ropa por el suelo, cajas de cartón vacías, platos sucios y hasta trozos de madera como si alguien hubiera estado haciendo bricolage. Oigo que aplauden desde las terrazas. Mamá, ya es la hora, le digo. Como he estado ordenando estoy despeinada. Busco un peine, no hay. Mi padre dice que mi hermana se los ha llevado todos, y me da un cepillo de los que usaba para cepillar sus chaquetas. Veo en el espejo que tengo el pelo teñido de celeste y que me cuelgan estrellitas de purpurina. Cuando llego a la terraza veo a los vecinos muy bien vestidos, familias enteras ordenadas por tamaño (como los Hermanos Dalton). Cuando me ven dejan de aplaudir y desaparecen.