sèvres

martes, 21 abril 2020. Manuel le hace fotos a una chica sobre una tarima forrada de tela color burdeos. La chica va contando cosas, dice que es su novia, pone poses provocativas. Le pregunto a Sonia si a ella también le hizo fotos en la tarima. Sí, pero yo no hice el tonto, responde. Nos miramos como diciendo: Qué pena. Después, la chica reparte regalos. A mí me da una libreta (en realidad es un tomo Dumbo de los 70 encuadernado en gusanillo). Es la tercera libreta que me regalan hoy, le digo contentísima. Mi hermana le sirve a Manuel un café en una taza antigua de mi madre que. Al levantarla se rompe en varios pedazos. ¿La has metido en el microondas? No dice nada. Le cuento a Manuel cuando un amigo rompió unas tazas de mi suegra y esta le dijo con ironía: No te preocupes, sólo eran de Sèvres.
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Llego a casa de mi prima Elisa y los niños me llevan de la mano hasta el patio (se ha convertido en un enorme descampado). Hay un tobogán, cunitas y dos columpios. Las cunitas arrastran y no se pueden usar, los columpios están mojados. Hay charcos de barro por todas partes. Les digo que sería mejor jugar dentro de casa. Mi sobrina Nadia escapa y cae por un agujero que hay en la acera. Le pregunto a gritos si está bien. Aguanta, ya bajo a por ti, le digo. Veo que de un salto se encarama a unas flores enormes de plástico que hay en el agujero y se queda dormida.
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Estoy cosiendo. Oeste llega con sus hijas y bailan. A cada movimiento su ropa se agranda hasta tal punto que el cuello de la camiseta le atrapa los brazos. Le ayudo a ponérsela en su sitio. Me cuesta mucho trabajo porque no deja de bailar.