pendientes

martes, 10 noviembre 2020. Espero a Eduardo en la terraza de una bar en una plaza porticada. Lleva unos pendientes largos de plata. No le digo nada. Parece muy feliz, me cuenta cosas moviendo la cabeza como si quisiera lucirlos. Cuando te conocí te estabas desprendiendo de cosas, la alianza, el pelo largo, y ahora sumas, le digo. Se encoge de hombros, sonríe, no dice nada, sabe que me he fijado en los pendientes. Pienso en el momento de comprarlos, si le dijo a la dependienta que eran para él o pidió que se los envolviera para regalo. Un tipo se sienta en nuestra mesa. Nos pregunta si alguien nos ha pedido alguna vez que matemos a alguien. Claro, somos agentes secretos, responde Eduardo. En ese momento me fijo en que los dos llevamos gabardina.