sábado, 30 enero 2021. A ratos estoy en una casa y a ratos en la terraza de un bar. Se me acerca un perro lanudo que a ratos se convierte en una niña. El perro/niña me echa los brazos. La pareja que tengo delante me mira con pena. Les pregunto si quieren adoptarlo. De repente estamos en casa de la pareja. Se les ve muy aburridos. Les propongo una cama redonda. Les digo que llenemos su salón de agua hasta convertirla en una pequeña piscina. La chica no me ha entendido porque pone en el suelo mantas y cojines. Cuando estamos a punto de comenzar, aparecen la madre y la abuela de la chica. Se sientan en el suelo sin extrañarse y la chica les sirve canapés muy elaborados que no sé de dónde han salido. El chico se impacienta (está en calzoncillos esperando en un rincón). Cuando por fin se van, aparecen tres adolescentes. Dicen que quieren participar. La chica los atiende con mucha amabilidad mientras el chico y yo nos damos por vencidos. Ahí os dejo el perro, me voy, les digo.