lunes, 11 enero 2021. Estoy en un restaurante con Antonio y Francis. Nos hemos dejado comida porque era mucha y no estaba demasiado buena. Sin pedirlos, el camarero nos trae tres cafés con leche en vasos enormes. Antonio esconde el suyo detrás de la carta y el combo del aceite. El camarero se da cuenta, Antonio se pone rojo. Lo excuso, diciendo que si toma café después de comer, no duerme. De postre nos ha puesto nuestras propias sobras. Antonio me mira con gesto de: Pues sí que se ha enfadado. Francis le pregunta si ya abrieron las fosas junto a la tapia del cementerio y cuántos cuerpos han encontrado. Están abiertas, sí, tres mil cuerpos, responde el camarero retirando "los postres". Francis se echa a llorar amargamente.