jueves, 28 octubre 2021. Llegamos a unas gradas que dan al mar. Se supone que detrás de uno de los bloques hay una procesión que interesa a Alberto. Un chico camina sobre el mar. No entiendo cómo lo hace. Será que no es agua, que es un líquido newtoniano, pienso. Alberto sigue sus pasos pero se hunde. Debes caminar con fuerza y el líquido se volverás duro, le grito. Sale empapado del agua. Llega una familia, nos pregunta qué hacemos en su casa. Miro a mi alrededor: no hay gradas ni playa, hay muebles de casa de vacaciones. Les explico que Alberto quería ver una procesión. Se miran entre ellas, encienden un proyector y ponen una película de la dichosa procesión, pero Alberto prefiere marcharse. La dueña de la casa me da un bocadillo para el camino, dice. Les doy las gracias y sigo a Alberto. Aquí tienes tu casa, recuerda el nombre para poder volver (dice un nombre que no recuerdo, de una planta que empieza por A). Cuando salgo, vuelvo la vista y veo que en la fachada pone "Restaurante".