viernes, 18 febrero 2022. Estoy en un cine o un teatro, en una lectura de poemas. Un tipo extiende en el pasillo, entre las butacas, una manta y aparecen todos sus libros. Lee un poema dedicado a Juan Manuel Villalba mientras aparece una foto de Villalba en la pantalla. Alberto me da un codazo, dice que entiende nada. Termina la lectura, se encienden las luces y delante de mi asiento hay una especie de pupitre con todas mis cosas encima (sobre todo juguetes y lápices). Intento recogerlas pero pasa mucha gente. Me he quedado la última, cuando salgo a la calle ya es de noche, salgo por un lateral. Pienso que Sonia y Míchel estarán esperándome en la salida principal, pero queda lejos. Intento enviarles un sms pero en la pantallita diminuta del móvil me sale un sudoku. Bajo calle Ferrándiz hasta la Plaza de los Monos (está en obras y casi me pilla un coche). Se pone a llover, saco un paraguas, se da la vuelta con el viento. Detrás de mí oigo cánticos: un chico en una ranchera con un megáfono va cantando una canción. Detrás lo sigue un grupo que le hace los coros. Los coros no son más que el sonido que hacen los pavos "blrd, blrd blrd". Dice que yo también cante. Me uno a ellos para llegar antes ya que abren el tráfico. Entre el grupo va Daniel, pero no parece que me haya reconocido. Llegamos a la puerta de la casa de mis padres. Sonia está sentada entre dos chicas. Las tres llevan vestidos románticos hasta los pies (me recuerdan al grupo escultórico de Bécquer). El vestido de Sonia es blanco de encaje. Una de las chicas es la actriz Cristina castaño (gallega como ella) y su vestido es azul. Le digo que me encanta su papel en la serie. Se sorprende, dice que hace mil años que la grabó, que ya ni se acuerda. Una pareja que come en una mesa de playa junto al portal repiten: mil años, mil años.
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Llego a una casa-palacio que no sé de quién es. En el salón, un chico parte en varios trozos una pluma Mont Blanc y se la da a comer a su perro. Hago como que no he visto nada y por decir algo, pregunto si un mueble (de madera muy gastada) era antes rojo. Sí, dice el tipo muy sorprendido, era un mueble chino que decapamos para recuperara su color natural. Se nota que es buena madera, sí (digo por decir). El chico dice que se nota que tengo genes gallegos y por eso entiendo de maderas.