martes, 14 junio 2022. Chivite ha presentado un libro. Llego tarde. Me saluda desde lejos. Tiene el pelo muy largo. Me hace una seña que significa que ha dejado un libro para mí. Intento encontrar a algún conocido entre el público. Nada. No sé qué hacer ni dónde ir.
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Llego a una casa junto a la playa. Se supone que la dueña de la casa me propuso vivir con ella y le dije que no. Al entrar en la cocina veo fotos en la pared. No hay ninguna mía. La dueña me mira con desprecio. No quisiste, ya no estás, dice. Un grupo (los que aparecen en las fotos) desayuna en una mesa larga de madera junto a un ventanal. Veo el mar completamente transparente. En el fondo se ven botas de agua y zapatos en vez de piedras. Voy a bañarme, le digo. ¿Has traído bañador? No me hace falta. Al levantarme de la mesa veo que voy en bragas, unas bragas negras que me servirán de bikini. Arriba te darán una toalla, dice sin mirarme. Arriba hay un pasillo estrecho con ropa en una barra. Toda la ropa es negra. Un señora muy mayor me dice que desde que murió su marido (el de la dueña de la casa) dejó de vestir de negro. Me da una toalla de playa. Cuando salgo de la casa se ha hecho de noche. Llevo unos tacones muy altos de ante marrones que no sé de dónde han salido. Camino por un andén, pierdo pie y caigo a las vías. Me recompongo, subo de nuevo al andén como lo haría para salir de una piscina. Camino por una acera donde solo hay hoteles. No sé dónde estoy, no sé dónde voy, los tacones me hacen daño.