viernes, 17 junio 2022. Subo la cuesta que lleva a mi casa junto a una chica china que, por su atuendo, viene de la playa. No deja de contarme cosas ni un segundo. Me habla de una niña que se bañaba en la orilla. Yo le digo a todo que sí porque ya empieza a cansarme. Veo en la acera un agujero del tamaño de un euro y dentro la foto de una niña. Le pregunto si es ella. ¡Oh, sí! La recoge. Es una foto de carnet redonda. Ya podría haberla pegado a un imán para que pudiera ponerla en el frigorífico, dice.