sábado, 29 abril 2023. Estoy en una especie de mina que hay junto a una pequeña playa. Sobre un pareo extendido en la arena alguien ha dejado un trozo de cuarzo del tamaño de un ladrillo y otra piedra rojiza. Paso varias veces por si me encuentro al dueño. De repente, no sé cómo, estoy sentada en una piedra muy alta. Allá abajo veo a Alberto con dos personas. Noto que resbalo, la piedra es plana y no puedo agarrarme. Les grito que se pongan debajo con algo porque voy a caer al vacío, pero no me oyen.
quien paga descansa
viernes, 28 abril 2023. Parece una fiesta en una casa particular donde han apilado los muebles en el jardín. Hablo con Olga. Hay mucho ruido. Aquí no sé puede hablar con tranquilidad, dice Olga y se va. Se escabulle entre la gente. Como no me ha dejado pagar, la persigo sin que se dé cuenta. Justo antes de que salga consigo colarle un billete en el bolso. Me vuelvo tranquila a la fiesta.
veneno de abeja
jueves, 27 abril 2023. He comprado una crema de veneno de abeja. Cuando llego a casa veo que está vacía. Miro el ticket. Me han cobrado setecientos euros. Vuelvo al supermercado. Alberto dice que no la cambie, que pida que me devuelvan el dinero por haberme engañado. La chica dice que no me puede hacer nada, ni dinero ni otra crema. Te doy esto, dice y me pone delante dos platos de postre y tres vasos de cristal azul celeste.
desorden y marioneta
martes, 25 abril 2023. La casa de mis padres está completamente desordenada. Es de madrugada y todos siguen levantados de un lado para otro. Mi padre y un par de hombres más (no sé quiénes son) dicen que prefieren dormir en el cuarto de mi hermana. Le digo a mi hermana que duerma con mi madre. Ninguna de las dos quiere acostarse. Tengo que arrastrarlas como si fueran saco hasta el dormitorio. Intento llamar a alguien por teléfono, pero es un teléfono tipo góndola negro y no funciona.
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Estoy en una habitación muy desordenada de una casa muy destartalada. Mi tía M dice que ya que vamos a Cádiz visite a la familia (comienza a decir sin parar las direcciones). Le grito que deje de hablar, que no voy a ir, que no soy familiar. Al salir de la habitación llegamos a una entreplanta sin paredes (como la que había en casa de Nuria Arán, donde estaba el balancín enorme de madera que hizo su padre). En la entreplanta hay un rectángulo marrón en el suelo con varios rodillos (se supone que es un cubo de fregar antiguo). En vez de fregona hay una palo con un trapo adosado. Le enseño a Alberto cómo se usa. Mi tía llega y dice que os vayamos ya, que ella se encargará de fregar y hacer las camas (mi tía no es mi tía, es igual a la guardesa rubia de la película Nivel 16). Entramos en el coche con una pareja y otra chica. Pregunto (por compromiso) si alguien quiere sentarse delante, y una de las chicas corre a sentarse. Pasamos por delante de la catedral. Hay gente esperando que pase una maratón con camisetas que ponen "Corramos en familia". Los niños llevan globos que son las cabezas de Heidi y Pedro. ¡Quiero un globo!, grito por la ventanilla.
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Estoy en una terraza baja, casi al borde de la acera. Una chica con los labios pintados de rojo, al pasar, me lanza un beso. Yo le lanzo otro. De repente estamos en esa misma terraza con Andrés y Elisa. La chica me reprocha que no le devolví el beso. Le digo que se lo devolví, pero ella no lo vio porque siguió caminando. No me cree. Le reprocho que muchas veces he intentado besarla y ella me ha quitado la cara. Se pone roja, dice que no hablemos de esas cosas delante de nadie. ¡Nos conocen de toda la vida, no tengo secretos para ellos!, le grito.
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Michel me enseña unas fotos muy pequeñas (tamaño sello). Dice que son de un chico que ha conocido por internet. Las fotos tienen dos caras y se mueven como si fueran fragmentos de película. Aparece el chico en su granja, con su familia (cinco hermanos o primos). Hay fotos de animales haciendo locuras, como una pirámide humana pero con cabras, ovejas y hasta una vaca. La más divertida es una en la que el chico le pone a una oveja una marioneta de oveja en la cabeza, con lo cual bala dos veces (la oveja y la marioneta). Eso me hace muchísima gracia, hasta el punto de llorar de risa. Le digo a Michel que me haga una copia de ese "sello" para mirarlo los días tristes.
el ascensor
lunes, 24 abril 2023. Mi hermana llega tarde a clase. Le doy una carpeta enorme, le pregunto si lo lleva todo. Salimos de casa, le meto las llaves en el bolso. Me doy cuenta de que olvidé apagar la luz del pasillo y cerrar la puerta con llave pero no le digo nada. Al entrar en el ascensor ve algo en el carril de la puerta. Quiere salir, le digo que no es nada, un caramelo chupado. Se agarra a una barra, dice que tiene miedo, que por eso nunca sube o baja en ascensor, por si se descuelga. Le digo que no pasa nada, que cuando llegue a clase los niños se alegrarán de verla. Cuando llegamos al portal quien está conmigo es Alberto. El portero le dice que se ha roto una tubería y que habrá que esperar. Esperamos. Después de un buen rato, el portero se ha convertido en una chica muy andaluza (morena, con el pelo negro hacia atrás y un acento muy marcado). Nos dice que está de vacaciones pero puede ayudarnos, que ahora se va al gimnasio, pero después podemos llamarla y nos arregla la tubería. Empieza a decirme el número. Le digo que no voy a recordarlo. Hace un gesto de desprecio con la mano y se va. Alberto también se ha ido, no sé dónde. Me fijo en que llevo en la mano tres felicitaciones navideñas. Pienso que han llegado con varios meses de retraso y no sé si merece la pena responder. Me quedo en la acera sin saber qué hacer.
de memoria
domingo 23 abril 2023. Voy hacia el Málaga Palacio. Cuando estoy a punto de entrar recuerdo que no he tenido la ropa, que la saqué de la lavadora y está mojada, amontonada, sobre un sillón. El hall del hotel es distinto, mucho más grande (al fondo tiene una especie de murete encalado que da al campo y a la autovía). Me dicen que cucando quiera puedo empezar la lectura. Se me había olvidado que tenía que leer, no llevo ningún libro ni me sé ningún poema mío de memoria. Se lo cuento a Loli, que está en una mesa haciendo poemas con recortes de periódicos. Dice que puede dejarme algunas páginas de Cahier. Mientras Loli busca qué poemas míos lleva, saludo al público sin prisa para hacer tiempo. Hay un grupo de compañeras del colegio (a las que no veo desde hace años). Les doy las gracias por venir siempre a mis lecturas. Me acerco a saludar a Ángelo. Nos conocemos de vista, ¿verdad?, dice. Le pregunto si está bien. Me mira extrañado. Deberías ir al neurólogo, le digo. Alberto me dice que estoy loca, que cómo le he dicho eso, que la que debe ir al psiquiatra soy yo. No se acuerda de ti porque no pareces tú, llevas cinturón. No es un cinturón es que se me caen los pantalones y le he dado una vuelta a la cinturilla, explico al público. Mientras tanto Loli ha colocado sobre el murete algunas páginas arrancadas de Cahier y ha puesto una piedra sobre cada una para que no se vuelen. Levanto cada piedra y cojo cada papel. Bajo algunas piedras no hay nada y algunas páginas están en blanco. Un tipo bajito y regordete me dice que en su casa tiene todos sus libros. Vivo ahí, junto a la autovía, vuelvo en un momento, dice y echa a correr. Intento entretener al público contando anécdotas.
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Alberto y yo hemos que dado con Francis. Lo vemos a lo lejos. En mitad de la calle hay una chica con un taco de folios (no sé si son apuntes o publicidad). Levanto la mano para saludar a Francis desde lejos. Francis responde levantando la suya. La chica cree que la saluda a ella y corre hacia él. Era a nosotros, le digo. La chica dice que se pasa los días en la calle para ver si encuentra el amor, que cree que cuando dos personas se miran por primera vez y notan complicidad, eso, es el amor verdadero. Es verdad, pero es mentira, a la larga es mentira, le digo.
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cabina
sábado, 22 abril 2023. Alberto, Emilio y yo Entramos en una especie de papelería. Alberto pide algo que hace mucha gracia a la dependienta. Su padre (de la dependienta) que parece estar arreglando relojes otro mostrador, interviene. Todos ríen y cuentan anécdotas. Aparece Daniel y se pone frente a mí. Está muy serio. Cuando va a empezar a hablar, dice: No vale la pena. Se va. Voy tras él. Está hablando desde una cabina. Pienso que le está diciendo a alguien que no me ha dicho nada. Me pongo frente a él, le digo: ¿De verdad?
funeral
miércoles, 19 abril 2023. Encuentro una caja de madera grande muy astillada. Dentro hay cajas con fotos antiguas en blanco y negro, estampas arrancadas de álbumes, postales y baratijas. Mi tía Encarna dice que la caja es suya, que puedo quedarme con lo que quiera, que el resto lo tirará. Por una parte me da pena, por otra todo está roto y no sé qué elegir.
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Es de noche y voy en el asiento de atrás de un coche (vacío) que va a toda velocidad por la autovía. Paso al asiento del conductor, pero no atino con el pedal del freno. Salgo por una vía y aparezco en una explanada que sube a la iglesia de un cementerio. Es de día. El coche sube la escalinata de piedra y adelanta a varias mujeres de luto (lloran). Pienso que me he estrellado y es mi entierro. También pienso en quién heredará mi coche. Al llegar a la puerta de la iglesia una señora cierra la verja que separa la escalera de la explanada. Me abraza. Él tío te quería mucho, dice. No sé a qué tío se refiere y ya no estoy segura de si el muerto es él o yo.
invisible
martes, 18 abril 2023. Voy por la Alameda hacia casa de mi abuela. Hay mucha gente por la calle. Las aceras están pegajosas. Todo tiene un tono triste y apagado, a pesar de que los niños llevan globos y algodón de azúcar. Quiero volver cuanto antes a casa. De repente estoy escribiendo en una máquina antigua de la que fue la casa de doña Maruja (vecina de mi abuela). Me sorprende que la casa conserve el arco que separa el salón del dormitorio. Noto a alguien detrás de mí. Es Daniel. Me alegro mucho de verlo. Aparece Ángeles con un vestido blanco de piqué muy ajustado. Está delgadísima y muy guapa. Se lo digo. Habla sin parar. Daniel se sienta en un extremo del sofá. Le pregunto si sigue escribiendo. No responde. Actúan como si yo no estuviera allí.
cabaña
domingo, 16 abril 2023. Subo a un teleférico con unas personas que no conozco (aunque ellas parecen conocerme). Llegamos a un hotel rodeado de árboles enormes. Les digo que nos vemos luego y entro en una cabaña para cambiarme de ropa. Hay ventanas den todas las paredes y no tienen cortinas. No sé cómo hacerlo para que un tipo vestido de leñador (que trabaja fuera) no me vea. No sé cómo la cama se va llenando de ropa. Ya no sé muy bien cuál es mía o si ya estaba allí. En el lavabo hay jabón color ladrillo (como el que me dijo ayer mi tía que le gustaría volver a usar). Meto en la maleta todos los jabones que encuentro. También la ropa, porque se ha hecho de noche y he perdido todo el día sin saber cómo cambiarme de ropa. Aparece Alberto y dice que tenemos que irnos. Llevo varias bolsas y sé que e dejo cosas, pero no tengo ganas de volver. Al salir, Alberto dice que hace mucho frío. Me extraña, porque él siempre tiene calor.
melé
sábado, 15 abril 2023. Miro una caja llena de muñecos de plástico. No son exactamente muñecos Dunkin, pero se parecen. Pienso que mi hermana los ha ido a cumulando para nada, que acabarán en la basura. Quiero rescatar alguno, pero no sé por cuál decidirme.
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Parece un centro comercial donde las paredes son cristaleras que dejan ver las demás plantas. Hay mucha gente, pero no estoy segura de si es público o gente que está comprando. Tengo delante un micrófono, cuatro periodistas me hacen tres preguntas cada uno. Respondo tímidamente, excepto al cuarto que me da más confianza pero para entonces ya a nadie le interesa lo que digo. Le pregunto a Alberto qué tal lo he hecho. El primero, dice. No sé muy bien a qué se refiere. Desde arriba, vemos que en la planta baja comienza una lectura de Tesán. Me alegra mucho verlo. Mientras lee se quita lo ropa, interactúa con el público, se tumba en el suelo y todos forman una melé sobre él. Aparece Enrique. Tampoco lee al uso, se encierra en una cabina y proyecta vídeos, hace que el público participe. Nos ve desde lejos, deja lo que está haciendo y le da una abrazo a Alberto, me da un beso, y continúa con su espectáculo. Me siento orgullosa de que todos piensen que nos conoce y nos quiere tanto que ha dejado lo que estaba haciendo para saludarnos.
todo al rosa
jueves, 13 abril 2023. Estoy en un patio donde un tipo da una charla enlazando experiencias personales con escritores. Alguien dice, por ejemplo, mi abuelo, y él continúa su discurso con juegos de palabras. En mitad del patio hay una falsa cama enorme. Este año todo al rosa, dice y se retira misteriosamente. Todo el mundo aplaude enloquecido. Reconozco a un tipo (se supone que lo conozco) y al ir a pegarme a él para volver a casa (no sé dónde estoy), una chica muy alta se agarra a su cintura. No sabía que tuviera pareja ni que fuera tan alta, pienso. Una chica se me acerca. Me pregunta qué opino del rosa y la gama de morados. Se escandaliza exageradamente cuando le digo que no me gusta, que prefiero los verdes. Como no sé dónde estoy ni quiero quedarme sola, le digo que seguramente me compre un pañuelo rosa. Llegamos a la puerta de un hotel. La chica saca la tarjeta de su habitación y se la enseña al portero (que lleva abrigo con capa y chistera). Nos deja pasar. Antes tomaremos algo en el bar, me dice. No sé de qué hablar con ella, no sé qué pedir, no sé si me dejará dormir en su habitación, no sé nada.
azotea
miércoles, 12 abril 2023. Mi hermana dice que ha comprado un sujetador por seis euros. Me lo pruebo, es muy bonito. Cuando miro la etiqueta veo que muchísimo más caro. Le digo que no entiendo por qué miente, que siempre hace lo mismo. Salgo de su cuarto decepcionada. De repente estoy en lo que parece un bar. Salud dice que quiere operarse el pecho. Le digo que podríamos ir juntas. Veo a Mariví. Tú res médico, podrías operarnos tú, le digo medio en broma medio en serio. Me mira sin comprender nada. De repente estoy en una azotea sin barandilla, el suelo es de losetas color ladrillo y están calientes. Siento una soledad inmensa, pienso que ese calor puede acompañarme. Me tumbo y lloro amargamente.
acelgas
martes, 11 abril 2023. He quedado con Jota en su casa. Por no ir con las manos vacías, me pongo a limpiar acelgas, las pongo en un bol de plástico y voy a su casa. Lo espero en un saloncito a media luz, decorado como en los años 70. Espero con el bol de acelgas sobre las rodillas. Al cabo de un rato aparece su hijo. Papá no puede venir, dice. Dejo el bol con las acelgas sobre el sofá y me voy.
pesadilla 2.0
lunes, 10 abril 2023. Llego a casa de mis padres. Al entrar, mi madre corre hacia a mí y me abraza. Llora. La consuelo como si fuera una niña. Ha sido una pesadilla, le digo y la devuelvo a la cama. Mi padre intenta levantarse. le digo que es muy temprano. Dice que tiene frío, que le ponga los calcetines. Tiene unos calcetines puestos pero están abiertos por la planta del pie. Son de cuadros, hechos con tele que parece de manta.
gafas modernas
domingo, 2 abril 2023. Daniel, Ángeles y Blanco bajan una cuesta. Hace mucho que no nos veíamos. Los dos llevan gafas nuevas, de pasta color caramelo, muy grandes, muy modernas. Pienso que son de mujer y no les pegan nada. Caminamos unos pasos juntos. Daniel y Ángeles se adelantan, discute. Ella dice que no tuvo la culpa, que un coche se le vino encima. Él dice que siempre dice lo mismo pero es que no sabe conducir. Desaparece. Me quedo sola con Blanco. No sé de qué hablar con él. Le pregunto por Pacho. Dice que se pasa el día en el sofá abrazado a su perro. Vemos un restaurante chino muy pequeño. Miramos por la ventana y de repente estamos dentro. Nos ponen varias tapas. Una consiste en un plátano al que le han pinchado en las puntas los extremos de un bolígrafo (capuchón y culo). Quiero irme de allí.
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