domingo 23 abril 2023. Voy hacia el Málaga Palacio. Cuando estoy a punto de entrar recuerdo que no he tenido la ropa, que la saqué de la lavadora y está mojada, amontonada, sobre un sillón. El hall del hotel es distinto, mucho más grande (al fondo tiene una especie de murete encalado que da al campo y a la autovía). Me dicen que cucando quiera puedo empezar la lectura. Se me había olvidado que tenía que leer, no llevo ningún libro ni me sé ningún poema mío de memoria. Se lo cuento a Loli, que está en una mesa haciendo poemas con recortes de periódicos. Dice que puede dejarme algunas páginas de Cahier. Mientras Loli busca qué poemas míos lleva, saludo al público sin prisa para hacer tiempo. Hay un grupo de compañeras del colegio (a las que no veo desde hace años). Les doy las gracias por venir siempre a mis lecturas. Me acerco a saludar a Ángelo. Nos conocemos de vista, ¿verdad?, dice. Le pregunto si está bien. Me mira extrañado. Deberías ir al neurólogo, le digo. Alberto me dice que estoy loca, que cómo le he dicho eso, que la que debe ir al psiquiatra soy yo. No se acuerda de ti porque no pareces tú, llevas cinturón. No es un cinturón es que se me caen los pantalones y le he dado una vuelta a la cinturilla, explico al público. Mientras tanto Loli ha colocado sobre el murete algunas páginas arrancadas de Cahier y ha puesto una piedra sobre cada una para que no se vuelen. Levanto cada piedra y cojo cada papel. Bajo algunas piedras no hay nada y algunas páginas están en blanco. Un tipo bajito y regordete me dice que en su casa tiene todos sus libros. Vivo ahí, junto a la autovía, vuelvo en un momento, dice y echa a correr. Intento entretener al público contando anécdotas.
+
Alberto y yo hemos que dado con Francis. Lo vemos a lo lejos. En mitad de la calle hay una chica con un taco de folios (no sé si son apuntes o publicidad). Levanto la mano para saludar a Francis desde lejos. Francis responde levantando la suya. La chica cree que la saluda a ella y corre hacia él. Era a nosotros, le digo. La chica dice que se pasa los días en la calle para ver si encuentra el amor, que cree que cuando dos personas se miran por primera vez y notan complicidad, eso, es el amor verdadero. Es verdad, pero es mentira, a la larga es mentira, le digo.