lunes, 29 mayo 2023. Antonio y yo estamos en unos grandes almacenes muy desordenados. Él está encantado porque dice que parece un jardín inglés. Rebusca libros viejos en cajas de cartón. Entre las páginas de un libro encuentra una tira de algas. Me las pone como si fuera una corona. Escóndelas de nuevo en el libro y nos la llevamos, le digo.
agua de coco
jueves, 25 mayo 2023. Estoy poniendo mesa para seis, pero no encuentro cómo colocar a los comensales sin que les toque una pata delante. Salgo de la habitación que de repente empieza a moverse como si fuera el vagón de un tren. Corro en paralelo para volver a entrar. Por una parte me gusta la sensación de correr. Por otra, siento una tristeza enorme (no sé el porqué). Llego a lo que parece el comedor de un colegio convertido en restaurante. Estoy cansada y me siento en la primera mesa que veo, con una familia. El niño pelea con su abuelo porque uno dice que está salada y el otro dulce. El niño le da a probar la sopa al abuelo y después, con la misma cuchara, me da probar a mí. La sopa sabe a agua de coco.
espárragos
miércoles, 24 mayo 2023. Dos chicas me abordan por la calle. Dicen que tienen que hacer un trabajo sobre mis libros y que si pueden venir a casa sin que se entere su profesora (les ha advertido que no me molesten). Le digo que vengan, de momento, a una charla que voy a dar. Entramos en una especie de sótano amueblado como un comedor años 50. Sobre la mesa hay un ramo de flores enorme, pero al acercarme veo que es un manojo de espárragos. Los necesitaré para la charla, les digo y me los echo al brazo (pesan mucho). Bajamos a otro sótano con el suelo de gomaespuma. Cuesta mucho trabajo andar sobre él. Ya hay gente esperando. Alguien me da un plano de una ciudad. Al desplegarlo es tan grande como una sábana. Alguien ha escrito una dedicatoria en una esquina. Vaya, querían dedicármelo y han borrado el trazado de las calles, digo. Unos chicos en primera fila, aplauden, patalean y ríen a carcajadas como si yo hubiera contado el mejor de los chistes.
manta, pin y bodegón barroco
lunes, 22 mayo 2023. Llego a casa de mi abuela. En ese momento recuerdo que tenía que llevarles una manta. Mi abuela me dice entusiasmada que ya ha cambiado los muebles del dormitorio de sitio. No me atrevo a decirle que la he olvidado. Mientras me habla, pienso en si podría con ella o pesará mucho.
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Llego a un recinto donde, sobre el césped, han colado butacas blancas de plástico. Están tan ordenadas que al pasar entre ellas temo descolocarlas. Me siento junto a Alberto. Bajo una tarima, veo un pin del Málaga CF. Me meto entre las patas para cogerlo. Le falta el broche. Pienso que después se lo regalaré a Alberto y se pondrá contentísimo. Nada más volver a mi asiento, veo el broche brillar a lo lejos. Antes de que llegue una limpiadora (que está pasando una escoba por la hierba), vuelvo a meterme entre las patas y lo cojo. En ese momento aparece un chico extranjero con mochila, bufanda y gorro (se parece a Wally), mirando al suelo. Le pregunto si busca un pin. Asiente. Se lo doy (el pin ha cambiado y ahora es propaganda de un refresco). Me da la gracias e intenta entablar conversación. Me doy la vuelta y corro a mi asiento.
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Javi nos enseña su casa. Su casa es una azotea en dos plantas. Todo está muy desordenado. Incluso tiene aparcado el coche junto a la cama y junto a la cama una mesa de madera tosca llena de restos de comida y envases vacíos. En la azotea superior hay frigoríficos con las puertas de cristal y varios dispensadores de patatas fritas, helados y chocolatinas. Hay jamones colgados de la pared, grandes garrafas de aceite y agua mineral. Dentro del coche hay bolsas de supermercado con compra y cebollas sueltas. Me extraña mucho todo porque Javi es muy, pero que muy, ordenado. Pienso que quizá esté pasando por una depresión y no quiere decir nada para no preocuparme. Sin decir nada, recojo las cebollas del suelo del coche y las meto en un cesto. Javi me dice que no me preocupe, que le gusta su casa en modo bodegón barroco. Todavía le falta un poco, dice, pero pronto podremos hacer una fiesta.
baltasar
sábado, 20 mayo 2023. Estoy sentada al sol en la que era la casa de la panadera de mi abuela. Unos actores hacen varios papeles a la vez delante de mí, por parejas, en la acera. Solo reconozco a Mariano Alameda (no lo veía desde que hacía una serie en televisión). Lo veo tan cansado y mayor que le ofrezco mi silla de playa. El chico que actúa con él se ofrece a acompañarme. Le doy las gracias y le digo que mi abuela vive solo unos metros más abajo. Al llegar al garaje, veo a alguien sentado en el suelo y pienso que es un indigente, pero al mirar dos veces reconozco a mi sobrino Abel. ¿Qué haces ahí? Unas manos salen desde detrás de la puerta y lo agarran. Pienso que van a secuestrarlo o algo así. El tipo que lo coge está disfrazado de Baltasar, con su turbante, su capa y sus joyas. Llévalo con su madre, dice, los niños no deben estar solos en la calle. Entramos a casa de mi abuela. Mi tía Paqui (abuela de Abel, y que murió unos años antes de que él naciera), pone fuentes llenas de comida en la mesa del comedor como si fuera una celebración. Le digo a mi tía que Abel es su nieto, pero no se sorprende. Es tu abuela, le digo a Abel. El niño la mira y le dice: Me parece que padezco colon irritable.
macarras
jueves, 18 mayo 2023. Alberto va en bici detrás de un camión frigorífico. Detrás de Alberto van dos macarras en moto. Lo azuzan, le dicen que corra más, que adelante. Y voy en coche, en paralelo, vigilando que no le pase nada. Los macarras lo empujan y la bici sube por la pared trasera del camión, baja por el lateral y Alberto cae de cabeza. Corro hacia él entre los coches. Los macarrats lo zarandean para reanimarlo. Les grito que no lo muevan. Como no reacciona, le aplastan la cabeza con los pedazos rotos de la bici. Sigo gritando. Cuando por fin llego, de Alberto solo queda un cuadradito de tela. Lo guardo. Agarro por el pelo a los macarras y les destrozo la cabeza en el asfalto.
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Javi llega con un grupo de estudiantes. Se supone que son sus alumnos. Les ha mandado leer libros cuyo tema sea la vejez y cómo nos afecta el paso del tiempo. Una chica lleva la biografía de Matusalén. Antes de despedirme, porque ya entran a clase, le digo: cuando te escribo y pongo "holamigo", tienes que leerlo muy rápido y con voz de pito. Vale, pero no me pongas nunca "qué hay de nuevo, viejo", dice.
grosella
miércoles, 17 mayo 2023. Mi madre dice que quiere una barra de labios color grosella. Me extraña porque siempre le gustaron color naranja. Todas las barras que voy probándome para dar con una que le guste, no pintan.
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Elisa y Andrés está mirando sus móviles, cada uno a lo suyo. Les pregunto si suelen hablar entre ellos por teléfono. Sin levantar la vista, me dicen que hablan cada noche unos quince minutos. Pienso que yo hablo con Alberto dos minutos y diez segundos. Lloro.
espejo
martes, 16 mayo 2023. He quedado en un bar y llego tarde. Intento atajar por una calle muy oscura. A lo lejos veo a un grupo de conocidos con quienes no quiero encontrarme. Vuelvo sobre mis pasos. Miro en el móvil dónde está el bar, pero el móvil no funciona (como suele sucederme en los sueños). Llego a una zona de puestos callejeros. Me miro en un espejo (parece hecho de papel de aluminio). Estoy horrible, pienso. Saco del bolso una barra de labios (que nunca había visto) y me pinto. La barra es rosa y me queda muy mal. Pienso que no puedo presentarme así. Como el móvil no funciona tampoco puedo avisar de que no iré. Camino muy triste por una calle de tiendas cerradas. En la entrada de una perfumería han dejado varias cajas con lápices de ojos, barras de labios y medallitas. Pienso en coger algo, pero todo está usado y las medallitas con vírgenes no me interesan. Me siento en el suelo. No sé qué hacer ni dónde ir.
genética
lunes, 15 mayo 2023. Estoy ordenando la cocina de mi madre. Aparecen mis tías. Dicen que tengo el pelo muy mal, que ya es hora de teñirlo. Mi tía M saca una afeitadora y hace la broma de pasármela por la cabeza. Le digo que tenga cuidado. Se abalanza sobre mí y me corta la mitad del pelo del lado derecho. (Me despierto gritando y llorando).
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Entro con dos amigos (no estoy segura de si son Masip y Javi) en una cafetería. Llevo una carpeta enorme (se supone que hemos ido a un congreso o algo así). Para llegar a una mesa libre tenemos que pasar entre otras mesas apiñadas. Voy pidiendo disculpas a todo el mundo como cuando tienes que entrar en tu butaca del cine molestando a los demás. Masip y Javi piden cerveza (me extraña porque es la hora del desayuno, pero no digo nada). Pido un descafeinado y un croissant. La chica dice que o tienen nada para comer porque el camión no ha llegado. Detrás de la barra veo pan de molde, galletas rizadas (normales e integrales), bizcochos y una bolsa de croissantes). Cualquier cosa pequeña me vale, le digo. Me tiende el periódico. Dice que visitemos la iglesia, que ha nevado y está preciosa.
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Llegamos a lo que parece una plaza de toros convertida en estación. A las puertas nos esperan Mi suegra, mi cuñada y mi sobrina en un carrito de golf. Comen cucuruchos de helado aunque van muy abrigadas. Me preguntan por mi hermana. Les digo que un camión le aplastó el pie. ¿Solo el pie?, preguntan. Eso mismo preguntó Alberto. ¿En qué postura estaba?, preguntan y se tumban en el suelo con un pie estirado. Esa misma postura puso Alberto cuando se lo conté. Las miro. Lo que es la genética, pienso.
cerco y bonobús
sábado, 13 mayo 2023. Leo un manuscrito de Chivite que me ha llegado en un sobre. En el sobre no pone la dirección, solo Isabel y lo que parece el cerco de un vaso. No comprendo como el cartero ha sabido que era para mí. La primera página parece una carta, pero también parece una dedicatoria. Está escrita a máquina y corregida a mano, con tachones. En ella explica por qué me dedica el libro y me llama Bellyn.
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Salimos de una casa enorme en un barrio residencial, donde se supone hemos asistido a una fiesta. Alberto camina muy rápido, tanto que desaparece. Yo cargo una bolsa enorme de deporte. Al llegar a la Plaza de la Merced veo a Cristina hablando con un tipo y varias señoras. me hace un gesto de "no digas nada y pasa de largo". Al parecer le están dando una mala noticia. Mientras camino como si no la conociera, pienso en Ona, su hija, y me río sola acordándome de que le llama Loca (supongo que por el pelo rizado). En mitad de la acera han colocado unos troncos verticales. Como estoy muy delgada paso entre ellos sin problema. La bolsa de deporte me cuesta pasarla. Al llegar a la calle de mi abuela y corro para tomar el autobús en calle Cristo. Nada, viene lleno, dice alguien. Es la perspectiva, pienso. Nadie sube, solo yo. Va casi vacío. Junto a la puerta trasera hay una cobradora, como antiguamente (solo que va tumbada en vez de sentada). Me quita el bonobús, no quiere devolvérmelo, se ríe, hace bromas con las demás pasajeras (todas mujeres). No sé qué hago allí ni dónde voy. Quiero salir de allí.
copas y pantalones de hombre
miércoles, 10 mayo 2023. Vamos en un vagón de madera desvencijado. Llevamos mucho equipaje y los esquíes de madera del abuelo de Alberto. Bajamos en una estación también desvencijada. Nos sentamos en el bar del andén. Un camarero muy viejo dice (como si nos conociera): ¿Cortado, agua con gas y un vino blanco? Alberto responde que solo agua con gas y una tónica Bliss. Me extraña que conozca esa marca. Una familia, que también ha bajado del tren, pasa por delante de nuestra mesa. Le digo al padre que la copa que lleva es muy bonita. Dice que la venden en todas las tiendas del pueblo. El camarero se sienta con nosotros y explica que esas copas son antiguas, que eran en las que servían helado en los trenes de hace un siglo. El tipo deja la copa sobre la mesa como si le quemara. El camarero me guiña y dice que me la quede.
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Estoy con mi madre en lo que parece una pensión muy sucia y desordenada. Hay un montón de ropa sobre la cama como si alguien hubiese volcado una maleta. Tita E está a punto de llegar, dice mi madre y corre a abrir la puerta. Se abrazan como si fuesen niñas. Le pregunto qué tal el viaje. Mi tía dice que no encuentra pantalones de su talla, que tendrá que comprar unos de hombre.
sucio
lunes, 8 mayo 2023. Alberto está con una chica en un sofá muy cutre. La chica me da un trabajo que dice ha hecho y quiere que se lo corrija. Los folios están desordenados metidos en un plástico sucio. Meda asco tocarlos. Mientras les echo un ojo, ellos se manosean en el sofá.
tomate
sábado, 6 mayo 2023. Itziar y yo colocamos delicadamente rodajas de tomate muy finas sobre la barandilla de la escalera que lleva al piso de mi casa.
gunter
viernes, 5 mayo 2023. Habitación con butacas como si fuera un cine. Yo estoy en la última fila, justo en el rincón. Alberto me llama desde la puerta. Para llegar hasta él tengo que molestar a toda la fila. En la habitación de al lado hay un concurso de baile. Alberto tira de mí para que participemos. Le digo que no y me quedo mirando cómo bailan desde el quicio de la puerta. El juez se pasea entre las parejas, se para y me mira fijamente (se parece a Gunter de Friends), con gesto de "deberías participar". Una chica se me acerca, me da conversación, se presenta, se llama Tranquila. Hago que lo repita creyendo que no he oído bien. No sabía que Tranquila fuese un nombre. Levanta las cejas y se ríe como si estuviese acostumbrada a que se lo diga. Dice que los demás están abajo, en el bar y que ella va a pedir un rosadito chispeante. Me fijo en que lleva un pañuelo de flores en la cabeza y gafas de sol. Parece un dibujo animado. Al ir a coger mi bolso, no está. Me han robado el bolso, le digo. Los de la última fila buscan y rebusca. Nada. La chica desaparece. Me ofrecen un teléfono para llamar al banco y cancelar la tarjeta. Lo que más me preocupa es la táblet porque podrán entrar en mis correo. Gunter señala el pomo de la puerta. Alguien ha colgado allí el bolso. Todos se miran. ¿Pensáis que ha sido Tranquila? Primero te lo robó y, como le caíste bien, lo ha devuelto, dicen. Bajo al bar. Alberto está con ella, su novio y Francis. Les cuento la historia del bolso (sin nombrarla), pero se ponen a hablar muy alto de sus cosas. Solo Francis me escucha. Me abrazo a él mientras caminamos.
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Llego a casa de mis padres. El ascensor no funciona. Subo andando. En ese momento salen mis tías. Mi tía E llora y corre escaleras abajo (qué ágil está, pienso). Le digo que no llore, que no se vaya, que suba. Sube y la abrazo.
las verduras del odio
martes, 2 mayo 2023. Estoy en un patio que parece andaluz. A unos metros está Picasso charlando amigablemente con Carmen Sevilla. Muy cerca, Jaqueline acuna a un bebé a la vez que limpia verduras. Las va echando en un barreño con violencia. Picasso le agarra un pecho a Carmen Sevilla. Ella se lleva las manos a la cabeza, se escandaliza teatralmente (parece una película muda). Jaqueline no dice nada, sigue a lo suyo mientras los mira con cara de odio. Al salir de la casa me cruzo con un tipo que mira unos cuadros que hay apilados en la escalinata. Si quieres ver cuadros de verdad, entra, en el cuarto de baño hay uno de El Bosco y en la cocina un Picasso, le digo. El tipo se escandaliza con los mismos gestos que Carmen Sevilla.
amenaza
lunes, 1 mayo 2023. Paso por la puerta de un centro comercial. Parece que varias personas pelean o juegan, no estoy segura. Una de ellas me amenaza con algo y me da un papel. Dice que debo leerlo a alguien por teléfono. Me lleva a una cabina telefónica y marca un número. Al ir a leer, veo que el texto está escrito de abajo a arriba, de derecha a izquierda y al revés (como si lo viera en un espejo). Lo leo lo mejor que puedo pero ni con esas me sale bien. La persona que me apuntaba con algo baja el brazo. No tiene sentido, dice en tono muy triste, baja el brazo y se aleja.
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