genética

lunes, 15 mayo 2023. Estoy ordenando la cocina de mi madre. Aparecen mis tías. Dicen que tengo el pelo muy mal, que ya es hora de teñirlo. Mi tía M saca una afeitadora y hace la broma de pasármela por la cabeza. Le digo que tenga cuidado. Se abalanza sobre mí y me corta la mitad del pelo del lado derecho. (Me despierto gritando y llorando).
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Entro con dos amigos (no estoy segura de si son Masip y Javi) en una cafetería. Llevo una carpeta enorme (se supone que hemos ido a un congreso o algo así). Para llegar a una mesa libre tenemos que pasar entre otras mesas apiñadas. Voy pidiendo disculpas a todo el mundo como cuando tienes que entrar en tu butaca del cine molestando a los demás. Masip y Javi piden cerveza (me extraña porque es la hora del desayuno, pero no digo nada). Pido un descafeinado y un croissant. La chica dice que o tienen nada para comer porque el camión no ha llegado. Detrás de la barra veo pan de molde, galletas rizadas (normales e integrales), bizcochos y una bolsa de croissantes). Cualquier cosa pequeña me vale, le digo. Me tiende el periódico. Dice que visitemos la iglesia, que ha nevado y está preciosa.
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Llegamos a lo que parece una plaza de toros convertida en estación. A las puertas nos esperan Mi suegra, mi cuñada y mi sobrina en un carrito de golf. Comen cucuruchos de helado aunque van muy abrigadas. Me preguntan por mi hermana. Les digo que un camión le aplastó el pie. ¿Solo el pie?, preguntan. Eso mismo preguntó Alberto. ¿En qué postura estaba?, preguntan y se tumban en el suelo con un pie estirado. Esa misma postura puso Alberto cuando se lo conté. Las miro. Lo que es la genética, pienso.