martes, 12 septiembre 2023. Estoy en una habitación que he transformado en improvisada cocina, con un hornillo portátil. Alguien ha dejado un montón de bolsas con compra sobre la mesa. No sé cuántos seremos para comer, pero sé que tengo que darme prisa. Hay poca luz porque las persianas están bajadas pero no tengo tiempo de acercarme a subirlas. Comienza a llegar gente. Parecen Erasmus alemanes (ayer vi unos cuántos en la piscina). Llega Alberto, le cuento que estoy haciendo arroz, que es lo más socorrido. Pues mejor arroz murciano, que llena más, dice y le echa al arroz unos garbanzos. Los Erasmus lo imitan y empiezan a echar cualquier cosa: sushi, yogures y hasta fideos chinos (sin abrir siquiera el paquete). Tengo que estar sacando plástico de la olla todo el tiempo. Todos se ríen. A la hora de servir todo ha quedado en nada y tengo que repartir un plato de arroz para unas diez personas.