mantita

viernes, 15 septiembre 2023. He quedado a las 15h con Carlos para comer. Voy con el tiempo justo. En la puerta de la Diputación veo a mi tía Mari y a mi prima Cristina (de niña). Dicen que tienen que comprar un regalo porque el pato Donald la ha invitado a su cumpleaños. Yo le regalaría un flotador de pato, les digo. Me miran como diciendo: no te tomas nada en serio. Se me hace tarde, me despido, les digo que ahí llega el C1. Mi prima (de repente es de noche y se ha hecho mayor), les dice a quiene esperaban el C2 que corran para no perder el C1. No tengo tiempo ni ganas de decirle que se equivoca y me voy. Vuelve a ser de día. Tengo calor. Llevo un vestido de punto hasta los pies de color verde pálido con una bufanda a juego (también una especie de mantita del mismo color). Miro el reloj y veo que todavía falta una hora para la cita. O el reloj se ha parado o antes lo miré mal. Busco un cajero y la torre de la catedral para ver la hora, pero no está y donde se supone que tenía que haber cajeros (a las puertas de los bancos) hay máquinas tragaperras. Entro en un edificio en obras. Me pierdo. Unos obreros me dicen que llevan dentro varios días poruqe no saben salir. Uno de ellos, grande y gordo, dice que lo siga. Deambulamos por pasillos en obras y pasamos por habitaciones abandonadas. Llegamos a un cuarto de estar sucio y oscuro. Se sienta en el sofá agotado (yo a su lado porque sigo sin saber salir de allí). Delante tenemos una tele pequeña donde alguien ha pegado una caja de cartón abierta. Dice algo en italiano, me hace gracia, pero al ir a hacerle una foto lo que veo en pantalla no tiene nada que ver con la realidad. Lo enfoco a él y de repente me resulta peligroso. Voy hacia la puerta disimulando. Él, sin moverse, me grita que no podré escapar de allí nunca. Veo la salida. En los escalones hay chapas con personajes de dibujos animados, pero no conozco a ninguno (allí se quedan). Me doy cuenta de que he perdido la bufanda y la mantita. En la terraza de un bar veo a una chica con ella puesta. Le digo que es mía y, para demostrarlo, le señalo el color del vestido. Llegan dos amigas (de la chica) y les enseña la bufanda. La miran y tocan haciendo demasiados aspavientos para mi gusto. Le digo que la hice yo y que si quiere le haré una, pero tengo que irme ya. Explícame cómo se hace, dice con cara de ilusión. Comienzo: echas puntos impares, 21 por ejemplo. Una de ellas me corta: impares imposible, no lo soporto, no puedo con los números impares. Pienso que son idiotas, quiero irme de allí. Sigue, dice la que no suelta mi bufanda. Echas puntos impares y la haces toda de punto al revés, vas cogiendo dos y echando uno, ya está. Por la cara que pone, le pregunto si sabe de lo que le estoy hablando, si sabe hacer punto aunque sea al derecho. No sabe. Le quito la bufanda de las manos y me voy.