jueves, 3 enero 2013. Mi cuñada está fregando unos platos en la cocina. Me acerco a ayudarla. Noto un dolor enorme en el brazo, el húmero se dobla por la mitad y sale un brote de rama con espinas que empieza a enredárseme en la muñeca y en la mano. Corro a enseñárselo a Alberto porque pienso que si lo ve no me creerá. Alberto me pregunta si me duele. Ya no. El brote se desenreda, entra de nuevo en la carne y el brazo vuelve a ser recto. Me miro la mano, parece un abanico. Lo malo es que ahora tengo trece dedos, le digo. Eso te pasa por fregar con agua fría, dice Alberto.