de terrazas

jueves, 11 abril 2013. He quedado para comer con Jurdi, Blanco y Pacho. Nos dan una mesa muy pequeña en la acera junto a la puerta del Rectorado. La gente pasa, nos molesta (y nosotros a ellos). A la hora de pagar buscamos el bar, pero ha desaparecido. Un barrendero se nos acerca, nos explica que la crisis van tan rápido que mientras comíamos el bar ha cambiado de dueño y ahora es una mercería.
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Estoy con mis padres en una terraza muy concurrida. Tren hombres enormes toman a mi padre por francés y se burlan de él. Mi padre se esconde en un portal. Voy tras el cabecilla, le digo que se largue, primero de buenas maneras, después a gritos. Dice que volverá. Al cabo de un rato aparecen de nuevo arrastrándose con unas matas por encima para mimetizarse con el suelo. El más grande golpea a mi padre en la nuca. Agarro un plato y un cuchillo de postre para hacerle frente. Miro a mi alrededor, nadie se inmuta, todos siguen comiendo. Le digo a mi padre que se haga el muerto y así se irán. Mi padre no dice nada, la gente a nuestro alrededor aplaude a los tres hombres.