fiesta

miércoles, 20 abril 2016. Hay una fiesta en la casa de la abuela de Odila, pero la casa es un jardín enorme. Hay más de mil personas, beben, bailan, otras se sientan a charlar en grandes corros. En una zona mi madre corta el pelo. Me extraña mucho, pero me acerco a que me lo corte a mí también. Lo hace muy mal, pero no le digo nada. La madre de Daniel me dice que se ha comprado varios móviles. Todavía están en sus cajas. Es que soy abuela, se excusa. Busco a Daniel, pero no lo veo. Veo a algunos conocidos, los evito. Alberto está sentado en una carpa con una chica. Me despido. ¿Te vas tan pronto? Siempre me voy a la misma hora, le respondo como si asistiera a fiestas cada día. Al salir, me doy cuenta de que he perdido los zapatos. El suelo del jardín parece de lava fría y dura. A la puerta esperan para entrar. Traemos whisky, me dice un tipo enseñándome una botella de dos litros. Pasad, a mí me da lo mismo. Bajo la cuesta de Rodrigo de Ulloa, alguien prepara carne en una barbacoa. a pesar de la fiesta la calle está muy oscura. Al llegar a la casa de mi abuela, el jardín y las casas colindantes han desaparecido. Un tipo me pregunta si me acuerdo de él. Yo servía el catering en un hotel donde leías poemas, dice. Pienso que en realidad es Manuel haciéndose pasar por otra persona. Va con una chica bajita que me abraza. La chica roba collares y chucherías que hay a la puerta de la casa de mi abuela. Mi tía, desde la puerta, me hace una seña para que la deje. Al parecer le pone cosas para que se las lleve. aquí había un jardín, le digo a Manuel.