martes, 5 abril 2016. Estoy en un bar con personas que no conozco. Me preguntan si hay editoras. Muchas, respondo casi ofendida. Al intentar recordar nombres, no soy capaz de llegar a tres. También hay dos niños. Uno me dice que es una niña. Se parece mucho a Anne. Se lo digo. Le hace ilusión parecerse a alguien, la cara se le ilumina de repente. Su hermano pequeño dice que lo coja en brazos, que a quién se parece él. Lo abrigo con una bufanda roja para salir a la calle. Mientras tanto, Alberto dice que se ha metido detrás del mostrador para coger una caja de cerillas de propaganda que ponía "Murcia es lo mejor" y Daniel paga lo que hemos tomado. Ya en la calle un hombre enorme nos pregunta por un hotel. No lo entendemos. Mientras miramos un plano, un chico le roba la cartera. Corro tras él. Aparece una banda de música de militares, les digo que dejen de hacer el tonto y detengan al chico. Uno de ellos se asombra por la descripción tan minuciosa que hago de él. siendo de noche y estando la calle a oscuras. Hablamos mientras bajamos por una calle hasta una cafetería. Todo resulta cursi, desde las sillas hasta las magdalenas cubiertas de chocolate. Alguien me dice que le guarde un sitio a mi madre, pero mi madre ya está sentada a la mesa. Más conversaciones de amueblamiento entre tazas rococó. No sé qué hago allí.