velocidad

domingo, 20 agosto 2017. Estamos en una sala estrecha con sillas de tijera. El público ya está sentado. Una chica comienza a leer uno de mis poemas, pero a tal velocidad que ni yo misma reconozco cuál es. Me siento a un lado, junto a Tesán. Me pregunta por Daniel. Se casó, tiene una niña, hace mucho que no nos vemos. Me pide que le cuente cuando fuimos al concierto del El niño gusano.