miércoles, 31 enero 2018. Hablo con alguien sobre el momento en que el ser humano empezó a andar erguido. Le hablo de las cosas que nunca sabremos: el momento exacto de las primeras veces de las cosas no personales, como cuál fue la primera palabra de la humanidad. Le hablo de que ahora mismo, con tanta evolución y tanta tecnología, tampoco tenemos ni idea de las primeras veces de nada. Por ejemplo de la primera mentira. O la primera vez que alguien se echó una carrera con un autobús, me dice. En ese momento recuerdo que llego tarde a casa de mis padres, echo a correr. Veo pasar el C1. No me da tiempo, pienso. Corro cuesta abajo, un coche me golpea a doblar una esquina. De repente estoy en una especie de discoteca estrecha. Por megafonía avisan de que el autobús saldrá en unos segundos. ¿Estoy dentro?, ¿he ganado la primera carrera contra un autobús de línea?, me pregunto.