domingo, 29 abril 2018. Duermo en el que fue mi cuarto en la casa de mis padres. Salvatore me despierta, dice que Alberto ha vuelto a marcharse. En el sueño consta que cada noche sale a pasear sonámbulo. No sabemos si seguirlo o dejarlo que vuelva cuando quiera. Tememos que cualquier noche le pase algo. La casa de mis padres se convierte en una sola habitación enorme llenad e trastos. Mire donde mire hay basura acumulada, muebles rotos. Sobre la mesa hay varios peines y cepillos lleno de bolas de pelo. Intento poner orden, busco un cubo para tirar cosas y al mover una caja, una rata sale corriendo y se esconde detrás un montón de ropa sucia. Me vuelvo a Salva y le digo con gestos que era una rata de medio metro. Mi madre dice que nos es para tanto. No quiero echarle la bronca. Le digo: Sé quién tiene la culpa, no te preocupes, pero sería más fácil prenderle fuego a todo.
palmada
jueves, 26 abril 2018. Parece una reunión de vecinos. Una chica es capaz de hablar dejando la boca abierta, sin mover los labios. Nadie parece darse cuenta. No sé de qué hablan. Un chico se sienta a mi lado. Como si me hubiera echado mucho de menos, me tiene abraza toda la reunión, otro se sienta delante de mí, y me agarra y acaricia el pie. Quiero irme. Alguien da una palmada y todos salen a fumar a un patio. Veo pasar a dos compañeras de colegio a las que no veo hace siglos, pero no se paran a saludar cuando pasan a mi lado. Quiero irme de allí cuanto antes. Al salir a la calle no sé dónde estoy. Intento buscar en el móvil el horario de algún autobús que me lleve a casa. La chica que hablaba con la boca abierta, dice que tiene fotos mías en su álbum digital. ¿No te importa?, pregunta. No, le digo alejándome.
el peso del mundo
martes, 24 abril 2018. Llego a casa de mis padres, la puerta no abre ni cierra bien. Una de mis tías tiene un libro de Peter Handke en la mano. ¡Es peor que Mao!, grita mientras me persigue con él como si fuera un martillo. Intenta pegarme con él. De repente veo la figura de un hombre al final del pasillo, le hago gestos a mi tía para que salgamos de casa. No entiende mis gestos, sigue despotricando. Consigo escapar de los dos, pero cuando estoy cerrando la puerta, no encaja bien, el hombre la abre desde dentro y me agarra de la muñeca.
color avellana
lunes, 23 abril 2018. Veo a los lejos a Isabel María y a Nené en la puerta del Sagrario. Parece que hayan improvisado una lectura de poemas. Me llaman la atención los zapatos de Isabel María, color avellana. Me suena el móvil, es Nené, me pregunta si voy a ir. La saludo con la mano, me ve y se ríe. Mientras camino hacia ellas me cruzo con mi prima Cristina. Es una niña. Me pregunta qué veo señalando la torre de la catedral. Está cubierta de vegetación. Un árbol, respondo. Se enfada muchísimo.
nido de abeja
domingo, 22 abril 2018. Camino por calle María con los brazos extendidos como si fuera una sonámbula. Sostengo el que era mi vestido favorito de niña. Mientras lo miro delante mí, recuerdo que alguien me ha dicho que se lo regale a mi sobrina Nadia. Cuanto más lo miro más pegas (o excusas) encuentro para quedármelo: le faltan los tirantes y, además, aumenta una talla a cada paso.
comida fluorescente
sábado, 21 abril 2018. Camino con una chica por una especie de zoco. Nos cruzamos con un tipo muy alto que se parece a Manuel del Barrio. La chica lo para agarrándolo del brazo bruscamente. Tú eres Óscar, le dice. Me sorprende que no diga que es Manuel. El chico intenta librarse de ella. Ella insiste. Él se queja de que le hace daño en el brazo. Cómo veo que aquello no tiene buena solución, y no conozco a la chica de nada, me voy. Llego a un hotel. Isa me dice que Javier está al llegar, y desaparece. Veo pasar a mi prima Elisa. Caminamos detrás de Andrés y sus niños. Al llegar al palacio episcopal, donde parece que se celebra una boda, Andrés dice que nos sentemos en los sitios libres. Todos son extranjeros y la comida muy rara, con colores fluorescentes. Me siento al lado de Alberto. La situación me incomoda muchísimo. Nos tratan bien, nos sirven inmediatamente, quieren que probemos todos esos platos rarísimos. Alberto come tranquilamente. Una de las señoras de nuestra mesa nos pregunta quién nos ha invitado. Aquí se come muy bien, responde Alberto. Si, ¿pero conocéis a los novios?, insiste. Y el sitio es precioso, vuelve a responder Alberto. Le doy una patada por debajo de mesa, quiero irme, no me atrevo ni a tocar los cubiertos. En otra mesa, Elisa y Andrés comen animadamente.
actrices
viernes, 20 abril 2018. Alberto y yo estamos en un bar con techos altos. Un grupo de chicas muy guapas, sentadas sobre las mesas de madera, charlan animadamente. Pienso que son actrices. Incluso alguna me suena de alguna película. Pienso que me gustaría formar parte de ese grupo. Una de las chicas se nos acerca. Dice que nos unamos a ellas y que nos apuntemos a una excursión que harán a Segovia la noche siguiente.
lenguados
19 abril 2018. Una chica cargada de bolsas del mercado, me puede que la acompañe a sacar unos tickets de la seguridad social para tomar café. Me explica que le dan una tira y los gasta en la cafetería del hospital. Pero tú par sigue ingresado?, le pregunto. No, pero ellos no lo saben, también me han dado tickets para lenguados, dice. La convenzo para que no pida nada y la acompaño a su autobús. Una vez dentro, saca medio cuerpo por la ventanilla perra decirme adiós y echarme besos.
celebración
miércoles, 18 abril 2018. Estoy en una iglesia muy parecida a la de mi colegio. Le guardo el sitio a alguien, pero me empujan hasta que quedamos todos muy apretados en el banco. De repente la iglesia se convierte en una tasca enorme con mesas y bancos corridos. A cada rato alguien se levanta para retratarse con alguien. No sé qué celebran y, sobre todo, no sé qué hago allí. Cada vez que me levanto para marcharme, alguien me pone delante un vaso de Colacao.
viajes paria
lunes, 16 abril 2018. Voy por la calle y llevo algo de prisa. Un tipo que camina a mi lado dice que todos los bolsos que veo están a mi disposición. Efectivamente las aceras parecen las estanterías de unos grandes almacenes. Para que me deje en paz, le digo que no me gusta ninguno porque todos brillan demasiado (cosa que tampoco es mentira). Llegamos a una agencia de viajes que se llama "Paria". Dentro hay una especie de nebulosa o galaxia. Si entras, sabes que quizá no puedas volver, me advierte entre divertido y preocupado. Nadie me espera, le respondo y al entrar, desaparezco.
jacuzzi
lunes, 9 abril 2018. Sonia tiene que presentar su libro en unas horas y me dice, desde dentro de un jacuzzi, que sólo tiene para ponerse un bañador. Mientras tanto, yo intento hacer la maleta porque e voy de viaje.
delantal
domingo, 8 abril 2018. Mi abuela y yo estamos en la cocina de su casa. Todo está como cuando era niña, incluso el frigorífico es la antigua nevera cantos redondeados que tanto me gustaba. Le pregunto si tiene alguna jarrita que le sobre, porque prefiero usar algo que sea suyo y que comprar algo que no me diga nada. Me enseña dos. Dice que no puede darme ninguna hasta que tenga cuatro porque mi hermana y mis dos primas se molestarían. Después me cuenta que tenía un juego de café precioso y que cada vez que se rompa una taza se ponía muy triste. cuando estaba triste hacia magdalenas. Después supo que una de mis tías era quien las rompía, justo para eso, para que hiciera magdalenas más a menudo. Mientras me lo cuenta seca la última taza que le queda con un delantal que lleva sobre el vestido.
secador
jueves, 5 abril 2018. Estoy sentada con la cabeza colgando hacia abajo. No llevo camiseta. Tengo unos pechos muy pequeños, puedo verlos mientras me seco el pelo. No parecen míos. Un chico se acerca para que le seque el pelo. Tampoco lleva camiseta. Le digo que acerque la cabeza y así nos seco a los dos a la vez. El chico me chupa y muerde los pechos. Se aparta un momento y me mira, como preguntando si puede seguir. Haz lo que quieras, no son míos, le digo. De repente estoy en la terraza de un bar. El camarero me trae la carta. Es el mismo chico al que le he secado el pelo, pero me trata como si no nos hubiéramos visto nunca.
mono de pan
martes, 3 abril 2018. Llego a un bar. La persiana está a medio cerrar. Intento pasar por debajo, pero no puedo y ya comienza a formarse cola detrás de mí. Una chica sale de detrás de la barra y la levanta sin esfuerzo. Menuda fuerza, le digo. Dice es la práctica. Le digo que tengo hora para cortarme el pelo. Mira hacia una tele que hay colgada en un rincón. Hoy la película es en 3D y termina a las cuatro. Le digo que he ido expresamente en tren desde Málaga. Me hace pasar al fondo del comedor. Me sorprende ver allí a los amigos, la mesa está llena de platos con frituras y salsas pegajosas. Antonio dice que le duele una muela y no puede comer. Salva parece muy nervioso. Está muy delgado, el pelo alborotado sin canas. Parece que hayas vuelto a los 80, le digo. Me explica que ha dejado de comer pan y por eso parece más joven. Tiene el mono, dice Emilio. Salva va mesa por mesa mirando los cestos de pan sin tocarlos. Cuando vuelve, tiene el pelo blanco.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)