sábado, 21 abril 2018. Camino con una chica por una especie de zoco. Nos cruzamos con un tipo muy alto que se parece a Manuel del Barrio. La chica lo para agarrándolo del brazo bruscamente. Tú eres Óscar, le dice. Me sorprende que no diga que es Manuel. El chico intenta librarse de ella. Ella insiste. Él se queja de que le hace daño en el brazo. Cómo veo que aquello no tiene buena solución, y no conozco a la chica de nada, me voy. Llego a un hotel. Isa me dice que Javier está al llegar, y desaparece. Veo pasar a mi prima Elisa. Caminamos detrás de Andrés y sus niños. Al llegar al palacio episcopal, donde parece que se celebra una boda, Andrés dice que nos sentemos en los sitios libres. Todos son extranjeros y la comida muy rara, con colores fluorescentes. Me siento al lado de Alberto. La situación me incomoda muchísimo. Nos tratan bien, nos sirven inmediatamente, quieren que probemos todos esos platos rarísimos. Alberto come tranquilamente. Una de las señoras de nuestra mesa nos pregunta quién nos ha invitado. Aquí se come muy bien, responde Alberto. Si, ¿pero conocéis a los novios?, insiste. Y el sitio es precioso, vuelve a responder Alberto. Le doy una patada por debajo de mesa, quiero irme, no me atrevo ni a tocar los cubiertos. En otra mesa, Elisa y Andrés comen animadamente.