jueves, 28 junio 2018. Reunión en casa de mis padres. Alguien dice que es la hora del baño. Ferran y una niña se levantan de la mesa y van al dormitorio de mis padres. La niña se mete en un armario. Mientras Ferrán se desnuda me cuenta que ha encargado una chapa que me va a encantar. Me cuenta algo sobre un movimiento político de la edad media con un nombre muy largo y complicado. Pienso que si limpio las gafas me enteraré mejor, pero se me rompe una patilla. Y esa es la imagen de la chapa, termina diciendo en tono triunfante.
cama de espera
lunes, 25 junio 2018. Daniel y yo entramos en un concesionario. Hay un mostrador en forma de u invertida y en el centro de la sala una cama. Nos tumbamos a esperar a que nos atiendan.
lo conocido
sábado, 23 junio 2018. Camino por una ciudad que no conozco. Llego al paseo marítimo. Se divide en bosque a la izquierda y playa de piedras a la derecha. Elijo la playa porque el bosque está muy oscuro. Llevo unos tacones muy altos que se clavan en la orilla. Pienso que ya he estado en esta playa. Y al pensarlo siento una tristeza enorme.
cabras con plumas
jueves, 21 junio 2018. Parece la casa de mi bisabuela. Todo está muy desordenado. La familia me azuza para que salgamos ya (¿a cenar?). Les digo que no encuentro mis cosas, que todo está revuelto y he tenido que hacerlo yo todo durante el día, que no ayudan en nada, al contrario. En la casa no hay luz, sólo la que entra de la calle. De repente estamos en una habitación muy blanca con las paredes de baldosines. Sobre una mesa enorme hay un montón de platos con distintos dulces y tartas. Hay que comérselo todo, dice una de mis tías. Pregunto dónde están las galletas que hice. Nadie responde. Hay niños a los que no conozco. Todos comen como sin apartar la vista de la comida. Por la ventana veo pasar una comitiva del PP haciendo campaña para que les voten. Llevan dos cabras con penacho de plumas sobre la cabeza. Parece un funeral siniestro.
sangre
martes, 19 junio 2018. Parece un teatro pequeño o un salón de actos. Tres chicos actúan en plan Club de la comedia. Uno de ellos es Pacho. Un chico del público me pregunta si me he bañado vestida, en la playa, alguna vez. El salón de actos es de repente una playa sin arena, sólo piedras y está nublado. De repente, una cristalera entre la playa y nosotros. Le pregunto a Cristina si se acuerda de aquel día que nos bañamos vestidas. No, nunca hicimos tal cosa, dice. Miro al chico y me encojo de hombros. Mientras, Pacho ya ha actuado y me lo he perdido. Lo veo azuzar al público para que aplauda. Noto que me ha venido la regla. Busco un servicio. Llevo una bolsa de deporte llena de ropa, pero no hay compresas ni tampones, sólo pijamas y sudaderas. De repente me doy cuenta de que el servicio no tiene techo. Hay varios bloques de pisos a mi alrededor.
piedra unamuno
viernes, 15 junio 2018. El suelo del comedor de la casa de mis padres está lleno de cápsulas de levadura de cerveza. Mi padre le dice a mi hermana que barra antes de irse. Responde que tiene mucha prisa, pero todavía pasa un rato delante del espejo del cuarto de baño. Barro. Bajo un sillón hay un plato con restos de comida. Pienso que quizá mi madre se lo ha guardado para la cena, así que lo dejo donde está. Sobre la mesa hay platos sucios revueltos con relojes de bolsillo y el pijama nuevo que le llevé a mi padre. Se queja de que no le han arreglado algo bien y tendrá que volver. Pregunto si es verdad que ha salido solo, pero nadie responde. Mi padre me pregunta si sé dónde venden una piedra que se llame Unamuno. Le digo que si quiere le llevo una piedra y que él le ponga el nombre que quiera. Friego todos los platos sobre la misma mesa, no sé de dónde sale el agua ni a dónde va a parar, pero no mojo nada y termino muy rápido. Recuerdo que Alberto está solo en casa y no sé si habrá comido. Camino con mi hermana por Capuchinos. Veo un perro marrón lanudo muy serio y otro negro más grande que se acerca a provocarlo. Mira, el perro negro parece una llama, le digo a mi hermana. No lo mira, cruza, dice que va a gastarse la quiniela que acaba de acertar, y se despide agitándola como si fuera un pañuelo.
adoquines
jueves, 14 junio 2018. Calle adoquinada. Va llegando gente. Extienden mantas de pícnic sobre los adoquines y se tumban. No conozco a nadie, intento pasar desapercibida y hago lo mismo que todos, solo que la manta me la pongo por encima. Noto los adoquines fríos bajo las piernas. Me ha salido una oreja en el muslo. La calle está llena, los últimos que van llegando tienen que quedarse en pie. Reconozco a Oeste, le hago señas. Nada.
blue ice
martes, 12 junio 2018. Una pareja (chico y chica negros) sentada en el centro de la sala de espera. Una mujer (blanca y gorda) con media docena de hijos. A pesar de tenerlos a todos sentados, le pide al chico que le dé su silla. También cinco euros por haberla usado. El chico se levanta, le da la silla y el dinero sin rechistar, y busca otra silla libre. La situación se repite varias veces y cada vez le pide más dinero. No quiero decirle nada delante de sus hijos, salgo, busco una enfermera, se lo cuento. Le digo que saque a la mujer de la sala con cualquier excusa para poder decirle que es una sinvergüenza. Al volver, la pareja es nórdica. El chico me dice que su colonia favorita se llama "Blue Ice", la huelo en su jersey. Este perfume es ideal para la lana, pero no para el verano, le digo. Mientras, la chica intenta graparme algo en la camiseta.
cachorros
sábado, 9 junio 2018. Llegó tarde a un examen. Todos están sentados y escribiendo. Al fondo de la sala hay una mesa con sobres. Cojo uno. En vez de tener preguntas tiene regalos (una pulsera, un anillo, unas almendras, cosas así). También hay una libreta donde han pegado fotos de modelos tumbadas con todos sus bebés encima como si fueran cachorros. Intento encontrar folios para hacer el examen. Veo un hueco en el rodapié que hay bajo la pizarra. Hay una caja con papel. Al meter la mano la caja se hunde en el hueco. Finalmente me siento al fondo de la clase y miro los regalos extendidos sobre la mesa. Tampoco tengo boli ni he estudiado, así que da lo mismo, pienso.
partido
lunes, 4 junio 2018. Entro en un cuarto muy pequeño con dos sofás enfrentados. Hay una tele a la que mis padre y Salva miran. Partido de fútbol donde sólo enfocan a las gradas, no a los jugadores. Se ven aficionados dando saltos de alegría. Salva también salta sobre los dos sofás, de uno a otro. De repente ice que se siente muy mal, que algo le ha cruzado la cabeza.
cristal y corcho
domingo, 3 junio 2018. Fran y Ansel van a venir a visitarme después de 46 años sin vernos. Busco y ordenó las fotos que tengo suyas para dárselas. Se lo cuento a Joan mientras visitamos una especie de biblioteca muy antigua que huele a madera encerada. Joan dice que entretenga al director mientras arranca una pegatina independentista de una puerta con cuarterones de cristal. Salimos a un patio. Allí nos espera un grupo para la presentación de un libro. Entre ellos, Cumpián y Oeste que parecen de muy buen humor, quizá porque les hace gracia ir vestidos igual, con camisas de cuadros idénticas y pantalones claros. Las camisas son iguales a una que tenía mi padre de joven y que yo me ponía de adolescente. Salimos a la calle a través de otro patio con macetas. El suelo está lleno de cristales azules rotos, como si hubiera habido una fiesta en la que sólo se ha bebido agua. El director de la biblioteca agarra una escoba y se pone a barrer. Me ofrezco a hacerlo yo, pero niega con la cabeza mientras llora procurando que no lo note nadie. Si llegó a saber que vienes te hubiera traído una cosa de corcho que tengo para ti, le digo a Oeste.
nievan días
sábado, 2 junio 2018. Estoy ayudando a buscar a unas niñas que se han perdido. Pasa el camión de la basura, van dormidas en la parte de atrás. Intento alcanzarlo, pero en ese momento veo que un incendio avanza, como lo haría un tsunami, hacia el edificio. Recuerdo que todos los vecinos y mi familia están en casa. Corro al portero automático para avisarlos, pero la ola de fuego se traga el edificio. Al cabo de unos segundos todos van saliendo aturdidos. Una vecina lamenta haberse quedado sin un calendario que había hecho ella misma con papeles de colores. De repente trozos del calendario caen desde el cielo, como si nevaran días. En ese momento llega Chivite y me ayuda a recuperarlos. Se los damos en una bolsa de supermercado a la vecina que, felizmente, dice que se va a vivir a otra ciudad. Chivite lleva sombrero de paja.
cebolla pequeña
viernes, 1 junio 2018. Llegó a una casa que no es la mía. El ascensor está roto y he tengo que subir hasta el último piso por las escaleras. Suena el móvil. Una mujer me cuenta tonterías sin parar y tengo prisa. Le cuelgo de malos modos. Mi hermana y mi prima duermen. Les digo que si quieren llegar a la fiesta de disfraces deben levantarse. Alberto sale en pijama de otro dormitorio. Debo preparar una tortilla para llevar a la fiesta, pero en el frigorífico solo hay una cebolla pequeña. Me entran ganas de llorar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)