jueves, 21 junio 2018. Parece la casa de mi bisabuela. Todo está muy desordenado. La familia me azuza para que salgamos ya (¿a cenar?). Les digo que no encuentro mis cosas, que todo está revuelto y he tenido que hacerlo yo todo durante el día, que no ayudan en nada, al contrario. En la casa no hay luz, sólo la que entra de la calle. De repente estamos en una habitación muy blanca con las paredes de baldosines. Sobre una mesa enorme hay un montón de platos con distintos dulces y tartas. Hay que comérselo todo, dice una de mis tías. Pregunto dónde están las galletas que hice. Nadie responde. Hay niños a los que no conozco. Todos comen como sin apartar la vista de la comida. Por la ventana veo pasar una comitiva del PP haciendo campaña para que les voten. Llevan dos cabras con penacho de plumas sobre la cabeza. Parece un funeral siniestro.