lunes, 13 enero 2020. Hay una fiesta caótica en la que se supone es la nueva casa de mi prima. Primero salen unas niñas de una iglesia vestidas de novias o princesas, pero sin parejas. Llego tarde porque he ido a cortarme el pelo (a tazón). Saludo y doy besos a toda la familia, entre ellos el primo Miguel al que hace cuarenta años que no veo. Lleva el pelo largo, teñido de caoba. Te pareces a Camilo Sesto, le digo. Entramos a la cocina de la nueva casa para llevar bebidas, no encuentro el cubo de basura, todo está desordenado. A pesar de todo hago bromas con Miguel, nos reímos. En la fiesta, Andrés me dice que mire el mail, que me ha enviado un montón de fotos. Son fotos mías en la ceremonia. No entiendo nada, porque no fui a la ceremonia. Por las fotos, parece que fue en la playa y yo ya llevaba el pelo corto. De repente tengo el pelo muy largo y mojado, voy a secármelo a una casa anexa igual de caótica. Cuando salgo a la calle para volver, me cruzo a un tipo que sale de la fiesta con un guardapolvos militar hasta los pies, un pasamontañas y unas gafas de sol. Adiós, dice y levanta la mano. También lleva guantes negros. No sé quién eres, le digo. El tipo se enfada, cruza la calle y desaparece. Se levanta entonces una tormenta de arena. Uso un cesto que llevo para protegerme la cara.