versalles de barrio

sábado, 18 enero 2020. Terraza de bar. Nos sirven gomas de borrar Milán. Andrés dice si se la puede llevar de recuerdo. Le digo que las ponen para eso, que después le cuento la de cosas que nos hemos llevado de ese bar.
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Camino Conde Ureña abajo. Tengo prisa. Cuando voy a echar a correr, me elevo a cámara lenta y avanzo sin rozar las aceras. Llegó a Ferrándiz y busco la casa de Elena. Un grupo de chicas buscan un piso para alquilar. ¿Puedo ayudaros?, digo. El piso que buscan está junto al puerto. No me creen. Subimos hasta la casa de Elena, pero ahora hay un palacio con jardín y fuentes muy parecido a Versalles.
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Mi hermana da de comer galletas a unos animales peludos y enanos. No se sabe bien si son gatos o ratas. Algunos no se mueven. Son de peluche, pienso, y está haciendo pantomima. Tiene un montón de galletas, pero dice que se le han acabado las de chocolate y que alguien debería ir a comprarlas. No se mueve. Le hago una seña a mi madre y a mí tía para que no vayan. Le digo muy serenamente que los peluches pueden comer galletas normales, a no ser que en realidad sean para ella. Sale de casa dando un portazo.
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Vuelvo a casa. Llevo gafas de sol. Veo a un tipo en la otra acera sosteniendo a un bebé. Lo lleva bien envuelto en una mantita. Su mujer lleva otro. Pienso si habrán tenido gemelos. Al levantarme las gafas veo que son cerditos. Hago una prueba: con gafas son bebés, sin gafas cerditos. Uno de ellos se escapa y cruza la calle. Lleva botitas de agua de color rojo, como el cerdito que vi hace poco en una foto.