lunes, 23 marzo 2020. Pasmos por delante de un caserón abandonado. En el jardín hay dos árboles, uno enorme y frondoso, y otro completamente seco con forma de garra. Le explico a una pareja de extranjeros y sus tres hijos que el seco no es un verdadero árbol, son las raíces del otro, que han salido de la tierra. La mujer quiere entrar. Alberto y ella se suben a la verja para colarse. Les digo que aunque esté abandonada, ahora hacen visitas guiadas y cobran una entrada. Si os pillan tendría que vivir con este (señalo al extranjero) y viste muy mal (lleva un pantalón de cuadros por la rodilla y un chaleco lleno de bolsillos).
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Al llegar a casa me encuentro a varios vecinos. Como no quieren subir juntos en el ascensor por culpa del virus, se apelotonan en el portal. Sólo Sandra, la vecina del segundo, lleva mascarilla.