miércoles, 5 octubre 2022. Estoy en un restaurante con un grupo de personas (no las conozco). Para ir al servicio debo cruzar un jardín laberíntico que nadie ha cuidado en años. Al llegar a los servicios, pienso que ya he soñado con ese sitio alguna vez. Parecen una cabaña hecha con troncos, cañas y plástico translúcido. Temo que me vean desde fuera. Solo hay un agujero en el suelo. Intento orinar sin mojarme los pies. Oigo voces muy cerca. Parece que la cocina está justo al lado. Al terminar, me doy cuenta de que los plásticos han desaparecido. Me largo antes de que alguien me vea. Cuando llego al comedor, las personas con las que estaba dicen que se van. Mis cosas están fuera del bolso (el bolso es una bolsa grande de tela negra). Las meto a trompicones. Cuando salgo están todos en la acera esperándome. Me miran con asombro. Me fijo en que la bolsa tiene las asas muy largas y sin querer la he metido en una alcantarilla. Una chica enorme y gorda dice que la bolsa era suya. Le digo que saque el móvil y mire si se ha mojado. La bolsa llena y mojada pesa mucho. No puedo sostenerla y mirar si algo se ha mojado a la vez. Todos me miran con asco, nadie se mueve, nadie me ayuda.