realeza

viernes, 6 noviembre 2009. Cruzo la Plaza de los monos con Antonio Muñoz Quintana y otro chico que no conozco. En los escalones hay lápices tirados. Se agachan a recogerlos y me los dan. Me doy cuenta de que el chico que no conozco lleva puesto mi collar de cuentas de jade. No sé cómo decirle que me lo devuelva después de haber sido tan amable dándome los lápices. Llegamos a un restaurante, mi madre nos espera en una de las mesas. Al poco tiempo llega la infanta Elena y su marido. Se sientan con nosotros. La camarera les pone delante una cazuela de barro que rebosa comida. Dice que quiere hacerse una foto con ellos. Mi madre dice que se ponga a la cola porque ella está antes. Les digo que parecen tontas, y que deje de agasajarlos con cazuelas, que les ponga sopa como a todo el mundo. Marichalar se ríe a carcajadas. Tiene los dientes picados. Me levanto, lo señale y le grito que es un impostor. Acuso a Marichalar de haber robado mi collar. La infanta lo registra, lo saca de uno de los bolsillos, me lo devuelve y me pide perdón.