domingo, 1 noviembre 2009. Estoy dentro de una especie de pecera de cristal con forma de cubo. A mi lado un hombre repuja una hebilla de cinturón. Veo pasar a Javier Laberia con una niña de la mano. Pienso que por fin tiene lo que siempre quiso, tres hijas (cuando en la realidad tiene una hija y un hijo). Miro a la niña alejarse de espaldas de su mano. Alguien me dice que se llama Stella.
+
Busco una tienda de discos por los alrededores de la Plaza de la Merced. No reconozco ninguna tienda. Empieza a anochecer y hace frío. Me pongo una blusa muy fina sobre un jersey muy grueso con cremallera. Noto que la gente me mira. Me veo reflejada en un escaparate y, efectivamente, parece que vaya disfrazada.
+
Busco una tienda de discos por los alrededores de la Plaza de la Merced. No reconozco ninguna tienda. Empieza a anochecer y hace frío. Me pongo una blusa muy fina sobre un jersey muy grueso con cremallera. Noto que la gente me mira. Me veo reflejada en un escaparate y, efectivamente, parece que vaya disfrazada.