martes, 19 junio 2012. Paseo con mi hermana por una ciudad con edificios coloniales. Al llegar a una bodega, mi hermana dice, ¡Viva Murcia! Nos sentamos en una terraza. Llega su exmarido y otro chico que se sienta a su lado y la abraza. Le hago señas para que se separe un poco de su nuevo novio porque mi excuñado está a punto de llorar. Surgió así, dice ella. Mientras tanto, el camarero nos ha servido sin preguntar dos tés y dos cervezas.