domingo, 31 marzo 2013. Francis está leyendo, en la postura de loto, sobre un colchón que hay en el suelo. Al asomarme a la ventana veo que todos transeúntes que doblan la esquina, levantan las manos. Pienso que debe haber algún loco amenazándolos con una pistola. Al momento aparece un grupo de personas con pistolas de cañón largo y hacen que los transeúntes se metan en una casa. Le digo a Francis que se esconda rápidamente. Agarro de la mano a un niño que hay por allí y lo meto en un armario. Subo a una especie de buhardilla sin ventanas con muebles viejos. Me acurruco sobre la cama y me tapo con varios trapos, para que cuando entren sólo se vea un bulto. Oigo pasos, oigo que se paran junto a mí, oigo la respiración de alguien. Me pregunto si esa persona escuchará la mía y cuánto tiempo podré aguantar así.