viernes, 1 marzo 2013. Camilo ha convocado en su casa a varios amigos. A cada uno nos mete en un cuarto y nos explica a través de un vídeo lo que espera de nosotros. Al cabo de un rato, entra y me deja en el suelo unos carteles. Aprovecho para preguntarle si lo he entendido bien. ¿Quieres que entre los cuatro escribamos una novela, que presentarás como tuya en la fecha que pone en el cartel? Sí. ¿Y no crees que se notará mucho que son cuatro estilos completamente diferentes? Sí. ¿Y no te importa? No, eso es justo lo que quiero. Sólo hay una norma, dice, debe ser una historia sin sombras. ¿Sombras metafóricas? Sombras de la luz sobre las cosas. En mi novela nada tendrá sombras, dice entusiasmado.