jueves, 13 junio 2013. Camino con Odila (una compañera de colegio a la que no veo hace años) por un camino de tierra. Ella prefiere bajar al bosque. Nos perdemos. Le digo que conozco un truco para no dar vueltas inútiles: cada vez que dejamos atrás un árbol, lo toco con el índice y se convierte en una puerta cerrada. A Odila le sorprende que la puertas tengan incluso pomo.