miércoles, 12 junio 2013. Me cuesta llegar a casa. Las aceras están cubiertas de piedras enormes como las que ponen en los puertos para detener las mareas. Entre las piedras hay gente atrapada. Intento no pisar a nadie, abrir camino también para ellos. Cuando al fin llego a casa hay una especie de fiesta. Mucha gente que no conozco alrededor de una mesa larga y rectangular. Veo que se han bebido la garrafa de Pajarete y que Alberto se enfadará cuando vuelva. Mi madre dice que hay un paquete para mí. Pienso que es un libro, pero es un ataúd. Lo miro con insistencia, lo miro como si tuviera superpoderes. En unos pocos segundos lo he convertido el un pequeño pastillero con forma de ataúd.