lunes, 2 junio 2014. Camino con Alberto por unas calles sin asfaltar. Una chica regordeta camina a su lado, me mira mal, me empuja, se sube a un muro de piedra, salta, pierde la falda y corre con su culo gordo y redondo a esconderse. Pienso que no sabe lo ridícula que resulta. Entro en una casa llena de escombros donde todo está hecho pedazos. En una habitación han amontonado todos los muebles, algunos muy antiguos. Quisiera rescatar algo de allí, pero temo que si cojo algo el montón se desmorone.