domingo, 8 junio 2014. Tiendo ropa. Más bien eran cosas de tela, monederos, pequeñas bolsas para guardar hierbas aromáticas. Cosas así, difíciles de prender. La cocina era un caos. Platos sucios y comida, sobre todo quesos que se derretían. Alguien llega de visita, me asomo, es Juano. Pregunta si eso que se derrite en un plato es queso de leche de buey. Lo dice encantado y con asombro. Le digo que sí, y después busco la etiqueta para comprobarlo mientras pienso: ¿Desde cuando los bueyes dan leche?