lunes. 15 septiembre 2014. Varios vecinos llegan a casa y se dividen en dos grupos. Cada grupo se encierra en una habitación. En la que me toca hay varios niños que empiezan a tocarlo todo. Deseo que estemos en otra casa y así ocurre. Ahora todos estamos en una habitación con poca luz y los niños saltan sobre el sofá. Mayores y niños saltan, incluso un bebé desaparece por uno de los agujeros que han hecho en el forro de la tapicería. Rompen los cojines y todo se llena de plumas. Me asomo a la habitación de los sensatos, discuten en voz baja cómo arreglar la puerta del ascensor, que tiene un leve arañazo.