cortinas

lunes, 29 septiembre 2014. Acompaño a mi madre por la calle, pero no puedo seguir su ritmo, las piernas se me doblan, me duelen las rodillas, se me cae todo lo que llevo entre los brazos (carpetas, papeles). Me encuentro a mi prima Elisa con sus hijos. No sé de qué me habla, pierdo a mi madre de vista. Entro en una casa que parece abandonada a buscarla. Alguien me pregunta si busco el coche que me han robado. ¿Me han robado el coche? Me indican que entre en una habitación donde hay más de cincuenta niñas. Parecen refugiadas de guerra. Una me dice que son polacas, que están esperando que alguien las lleve a casa. Me han robado el coche, le digo. Me señala un pasillo. Las puertas son cortinas. Cada vez que me acerco a abrir alguna alguien desde detrás me agarra las manos y los brazos.