domingo, 19 marzo 2017. Estoy sola en una enorme grada de un campo de fútbol. Estoy demasiado arriba para ver qué equipos juegan, pero en el sueño consta que es un partido fundamental para el Málaga. Sólo queda un saque de esquina decisivo. Las gradas están vacías porque todo el público, los árbitros y hasta el otro equipo al completo están detrás y dentro de la portería. Supongo que es para ayudar a parar el balón. No entiendo cómo eso puede ser legal. Tampoco entiendo que el córner se saque desde el campo contrario. Justo cuando se va chutar el balón, alguien me da un paraguas abierto y me dice que es hora de volver a casa.
De repente estoy delante de la casa de mis padres. El paraguas abierto aunque no parece que llueva. El edificio parece un barco fantasma. Le cuelgan jirones de plástico y en el centro han formado un jardín vertical. El portal está muy oscuro, no me atrevo a subir al ascensor porque sospecho que alguien lo ha manipulado. En el portal hay varias personas con paraguas hablando. Pero sólo hablan cuando las miro. Cuando creen que no las miro se quedan muy quietas mirándome a mí.