cajero y app

jueves, 13 abril 2017. Masip vive en una habitación con moqueta. Donde debería estar la ventana, se transparenta un cajero automático que funciona hacia la calle y hacia dentro. Le da una luz futurista al cuarto. Me gusta mucho, le digo, además, si un día necesitas sacar dinero y está lloviendo, puedes hacerlo sin mojarte los pies. Se ríe. Le pregunto a qué hora sale el último tren. Dice que no me preocupe, que él me llevará a casa. Nos tumbamos sobre la moqueta, pego mi cabeza a su tripa (supongo, por ver ayer los calcos de Pompeya en la tele). Cuéntame cosas, le digo.
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Camilo dice que lo han invitado a Logroño. Tienes que ir, le digo, además de la lectura lo vas a pasar de maravilla. Me cuenta que ha inventado una aplicación para móvil en la que cada amigo acude a tu llamada para una cosa en particular. A mí apúntame para cuando vomites, puedo sostenerte la cabeza, le digo. Dice que es la hora de las ambulancias. Supongo que está cuidado de algún familiar enfermo. Quiere que lo acompañe, pero debemos darnos prisa. Corremos a zancadas enormes. Para entrar en su casa trepamos por una pared roja donde sólo podemos agarrarnos con las puntas de los dedos.