sábado, 1 abril 2017. Llegamos a un hotel. Me gusta, hay moqueta. Dejamos las cosas sobre la cama. A la vez que voy sacando las cosas de la maleta, las paredes se van abriendo. La habitación es ahora el hall del hotel. Tiene puertas alrededor. Van llegando clientes, pasan tranquilamente entre nuestras cosas como si no nos vieran. Voy abriendo puertas para averiguar cuál será nuestro cuarto de baño. Alberto me pide que busque algo. Le digo que ya lo he buscado mil veces y no está en ninguna maleta. Para demostrárselo, meto la mano en varias bolsas pequeñas y voy sacando puñados de tuercas, castañas de madera, canicas de plomo. Para otra vez traeremos cosas que no pesen, le digo.
De repente estamos en el fondo de un autocar. Una señora insoportable y su hija, cuentan a toda voz que vienen de Nueva York, que han conocido en persona a Mickey Mouse. Nadie les hace caso. Me mira insistentemente. Me pregunta qué se puede visitar en España. Todo, le digo. ¿Tarragona también merece la pena? Menos Lérida y Badajoz, todo.