jueves, 20 abril 2017. Llego a una casa-tubo como si me esperaran. El dueño se parece mucho al escritor Antonio Orejudo. Tengo frío, encojo y agarro las piernas sobre el pecho. Orejudo tiene una infusión para eso, dice, se la acaban de traer de un lugar exótico. Se levanta muy sonriente a buscarla. En ese momento aparecen dos abejorros de colores. Cuando los espanto se convierten en pájaros-bola. Orejudo me da la infusión y les hace un hueco entre las manos. El pájaro-bola macho regurgita una mariposa y se la da a la hembra. ¡Van a ser padres!, decimos muy contentos a la vez.